Ya es reiterativo afirmar que nuestra
manera de mirar el mundo ha sufrido una profunda sacudida en el último milenio, y las vanguardias artísticas fracasaron en
el intento de instalarse a la altura de esta nueva visión, se pasaron de vueltas experimentando en un viaje a ninguna parte.
La realidad social y política a la que fue conducido el planeta por los engranajes de la dominación global quedó solo siendo,
en el mejor de los casos, un tema de ingeniosas instalaciones. Pero al mismo tiempo hubo quienes desplazándose por entre las
grietas del sistema con voluntarismos tan ingenuos como conmovedores, sembraron su propia semilla de desorden dentro del orden
establecido, actuando como una especie de semáforo que advertía sobre el próximo estadío de la dominación con las solas herramientas
de la Utopía.
Imaginar La Cofradía de La Flor Solar a la luz
de los cambios actuales nos obliga a una flexión mental: podemos suponer que toda esa movida intentó ser un aviso sobre la
torsión extrema que sufrirían las medidas referenciales para el tiempo y el espacio humanos en los albores del siglo veintiuno.
La Cofradía aspiró a ser una sentencia sobre
su época y pocas veces los idearios filosóficos o políticos que negaban los conceptos establecidos sobre moral y costumbres
que postulaban la utopía, han sido expresados con tanto fervor. Como una suerte de alucinados-iluminados de su época los Cofrades
intuyeron que el imperativo autocrático del sistema requeriría de nuevas tecnologías y burocracias visuales de vigilancia
para conducir a la tropa dominada a sus diferentes estadios de dominación.
La Cofradía intentó el escape desde la estética
como alternativa de vida, proponiendo ampliar el rango de la percepción conceptual, revisando la moral en general, las costumbres
y registrando las hipocresías de la sociedad-show. Inaceptando la falsa vida (vivida por vías indirectas), criticó la metafísica
banal que concede a los recursos tecnológicos la posibilidad de ampliar absolutamente las posibilidades comunicativas del
género humano y más bien exaltó la experiencia vivida directamente, la actividad conversacional, la reunificación comunitaria
como movimiento inventivo en sí mismo y la actividad artesanal solidaria. Reflexionó a favor de la experiencia:Lo real y verificable,
no puede ser representado ni interpretado sino tomando conciencia del simulacro.
En definitiva y a la luz de estos tiempos, creo
sinceramente que la historia nos ha halagado con la razón y que esos viejos postulados trasnochados están más vigentes que
nunca solo cabría suponer con qué mecánica los propondrían los disidentes actuales. Quizás en algún garage suburbano alguien
lo sepa; no me toca esta vez a mi desentrañarlo.
La Cofradía de La Flor Solar durante el verano
del 67 propuso unir la vida al arte (acción y pensamiento) y buscar la fórmula para cambiar el corazón del hombre para, así,
poder cambiar al mundo, expresando esta idea con canciones y toda clase de slogans imaginativos y estéticos, un año después
y con más prensa, los protagonistas del “mayo francés”, hicieron lo propio.
Aspiró a cambiar la sociedad que le tocó en
suerte, semejante pretensión pertenece al rango de los gestos de amor, su pequeña historia es la historia de semejante pasión.
A los que participamos del intento la experiencia nos selló, no podría decir si logramos “unir el arte a la vida”
pero en todos los que sobreviven se descubre una manera “especial” de vivirla y a ninguno le es ajeno el arte.
Gente que vivió en La Cofradía de La Flor Solar:
Isabel Vivanco (escenógrafa), Salvador Kalékin (escritor), Nestor Candy (poeta/músico), Ercila Vivanco (artista plástica)
, Morcy Requena (músico), Manija Paz (músico), Marta Pedemonte (artesana), Luìs y Anita Creus (fotógrafo/actriz), Néstor Paúl
(músico/artesano), Ricardo Legna (productor), Adán Quieto (cantor/artesano), Hugo Pascua (músico/antropólogo/luthier), Ana
Dabracchio (danzarina), Meneka Hikis (periodista), Mono Cohen (manager/plástico), Mónica Benitez (artesana), Fito Pazienza
(artesano), Kubero Díaz (músico/ plástico), Enrique García (filósofo), Ana Barreda (fotógrafa/cineasta), Negri Gomez (artesana),
Negro Hugo (artesano) Quique Gornatti (músico) Raquel Maidana (artesana)
Visitantes asiduos: Jorge Pinchevsky (músico),
Daniel Beilinson (artesano/gurú), Eduardo Skay Beilinson (músico) Guillermo Beilinson (cineasta)
Abel Facello (escenógrafo) Alejandro Medina
(músico) Javier Martínez (músico) Diego Rodríguez (músico) Javier Lizardi (teósofo) Miguel Cantilo (músico) Billy Bond (músico),
Poly Castro (artesana)
Visitantes ocasionales : Miguel Grinberg (escritor),
Jorge Pistocchi (editor/filósofo), Claudio Gabis (músico) Jorge Alvarez (editor), Pierre Bayona (productor), Luis Alberto
Spinetta (músico), Rodolfo García (músico), los músicos de “Vox Dei”, los músicos de “Orion`s Bethoven”
El grupo inicial se conformó con algunos estudiantes
de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de La Plata que, luego de haber ganado el Centro de Estudiantes militando
en una agrupación independiente de tendencia anarcoide, tuvieron que irse de la Escuela por el acoso al que eran sometidos
por la intervención de la Escuela luego del golpe de estado realizado por el general Onganía en 1966. Este grupo tomó una
casa donde originariamente había una pensión de estudiantes pero que en ese momento ya no se cobraba alquiler porque estaba
próxima a ser demolida. Más tarde alquilaron otra casa para vivir y finalmente terminaron en una especie de quinta de una
hectárea con una especie de mansión y un parque arbolado en los arrabales de la ciudad.
Como ese grupo estaba formado por gente absolutamente
insolvente (estudiantes de arte) hubo que inventar la manera de asegurar la economía del mismo y se recurrió a: armar un taller
de serigrafía, se realizaban toda clase de carteles y afiches para espectáculos de la ciudad, taller de artesanías. Prácticamente
se “inventó” la artesanía urbana, esa que puebla las plazas aún hoy, los músicos eran muy hábiles y adaptables
por lo que hacían frecuentes “cambios” en orquestas populares que solían tocar en bailes y cabarets. “cambio”
denominaba ha hacer un reemplazo de algún músico enfermo o faltante, decoración de bares o comercios, aprovechar los equipos
que se disponían para hacer servicio de sonido a otros espectáculos. Y finalmente, luego de crear un grupo en el género rock
que procurara unir la poesía a la música y, además esto lo hiciera en idioma castellano como novedad, a través de actuaciones
en diversos lugares, autogestionando la producción de conciertos y festivales varios, se lograban entradas económicas.
Para realizar todas estas actividades, además
de ejercicios de meditación a los que nos acostumbramos desde el principio, tuvimos que recurrir a una suerte de organización
espontánea donde no había líderes y cada cual cumplía su rol rotativo (limpieza, trabajo, alimentación, etc) Periódicas reuniones
de tipo asamblea permitían ajustar y/o producir variantes.
Efectivamente, en febrero de 1972 La Cofradía
fue dispersada por el acoso insostenible de la policía. Los cofrades se distribuyeron en diversos sitios, casas de amigos
etc. Sobrevolaba la idea de viajar a Europa para mostrar el rock nacional en otras tierras donde se suponía que lo recibirían
mejor. Junto a Miguel Cantilo algunos se fueron al Sur en la zona de El Bolsón, otros viajaron a Brasil, hubo quien se quedó
fundando ferias de artesanos en Mar del Plata, otros fundaron comunidades en Entre Ríos. Inesperadamente Ricardo Legna se
saca la lotería de Entre Ríos y junto a Morcy Requena viaja a Londres con el objetivo de conseguir una casa capaz de albergar
al resto. Allí logran el objetivo propuesto y además toman contacto con el sello Virgin Records mostrando unas cintas y el
disco de La Cofradía e interesan también al manager de Led Zeppelin. Envían los pasajes y una parte de la ex Cofradía sale
para Londres entre ellos Jorge Pinchevsky. Al llegar a Jorge se le ocurre ocultar algo de marihuana en su violín, cuando cruzan
lo primero que hacen los guardias de frontera es revisar el violín apenas lo ven. A la sazón Morcy y Ricardo (el Flaco) Legna
habían decorado una gran casa para recibir a los inmigrantes y esperaban impacientes pero lo que si llega es un vehículo de
Scotland Yard que les pregunta si esperaban a alguien, ante la afirmativa respuesta los deportaron inmediatamente a Holanda
junto con el grupo recién llegado y la historia siguió...
En la faz musical La Cofradía tocó por primera
vez un 21 de setiembre de 1967 en La Plata, a partir de allí sus presentaciones fueron bastante regulares, sobre todo en el
interior de la Pcia. De Bs. As. Al año siguiente debutan en Bs. As. En el Teatro del Globo, luego realizan una mini-opera
inspirada en un cuento de Bradbury en el Instituto DiTella y tambien actúan en el CAYC de Glusberg en la inauguración del
artista ambientalista Christo y algunas presentaciones en el Teatro Payro junto al Tata Cedron. Se presentan en el Festival
de la Revista “Pin up” en el Anfiteatro Municipal, en el Festival de la “Musica Beat” del Teatro El
Nacional y en el primer B.A.rock en el Velódromo Municipal. En abril de1970 organizan el primer megafestival de la Argentina
: Las “30 horas de Rock” en el Estadio Atenas de La Plata donde tocaron sin intervalo durante casi tres días unas
200 bandas entre las que estaban todas las del comienzo del rock nacional : Almendra, Manal. Arco Iris, Vox Dei, Moris, Pajarito
Zaguri , Facundo Cabral, Diplodocum Red & Brown y muchos mas.
La discografía de La Cofradía: “Sombra
Fugaz por la Ciudad”/ “La Mufa” , simple para RCA 1969 - Adan Quieto “ El Payaso”/”Si
algún día recuerdas” simple para Trova 1969.
“La Cofradía de la Flor Solar” LP
para Microfón 1970 “Conesa” con Pedro y Pablo 1972 – Kubero Díaz y La Pesada , Jorge Pinchevsky y La Pesada”
y Miguel Cantilo y Grupo Sur 1973 Hay grabaciones inéditas realizadas en Holanda y otras en Francia con Miguel Abuelo. También
en España.
Desde 1996 Morcy Requena junto a Kubero Díaz
graba y produce nuevas versiones de La Cofradía “El Café de los Ciegos”, “Cofrádika” e “Histórico”.
Texto extraído de la página web oficial.